Mi jardín

Mi jardín es un oasis verde en la ciudad de Barcelona. Es básicamente un pequeño ecosistema de tiestos con plantas varias que atraen pájaros e insectos. Hay un pequeño microclima que a veces juega a la contra con temperaturas que te asan en pleno mes de julio o agosto.
Debo decir que no nos podemos alimentar de lo que produzco, aunque estoy orgullosa de haber recogido patatas, remolachas, pimientos, tomates y hierbas aromáticas diversas. Además, tenemos la lavanda más preciada de las terrazas y balcones de Barcelona. Sus flores lilas son un reclamo perenne de insectos sedientos que hacen una parada para beber el su néctar.
La última novedad en el huerto es la caléndula. De visita a un huerto urbano de la ciudad, tuve la oportunidad de recoger unas cuántas semillas. Las planté y mi sorpresa fue la generosidad con la que salieron. En la foto veis una de las floraciones, la primera, donde el color naranja de los pétalos y el verde de las hojas os describe la intensidad con la que llegaron. Si jamás decidís plantarla, dejad que se sequen y caigan los pétalos. Detrás éstos se esconde la magia de la naturaleza. Allá encontré decenas y decenas de semillas que recogí y guardé. Este otoño, las he vuelto a plantar y han seguido floreciendo. Yo no lo sabía, pero la caléndula puede florecer también en invierno con fríos poco extremos.
Esto no es todo, ¿qué me decís de cultivar patatas en el balcón? ¿O remolachas? Pues no es difícil. Los ingredientes clave son la paciencia y la consciencia de lo que estás creando. Los elementos esenciales son la tierra, el sol y el agua. Para las patatas siempre aprovecho patatas que han germinado (con grillos) en la cocina. Las dejo dentro de un armario para que acaben de germinar y después las planto. Las remolachas planto su semilla. De otros vegetales también podéis utilizar las semillas de las calabazas o los pimientos, os aconsejo que sean de agricultura ecológica. Hay que secarlas bien antes de almacenarlas. Si tienes muchas semillas o esquejes, busca a alguien para regalar o intercambiar, seguro que en tu pueblo o en tu barrio hay alguien que no sabe cómo empezar. Una vez empiezas no puedes parar, te lo digo yo que cada año busco un reto diferente.
Os he dejado las fotos de las patatas germinadas a punto de ser plantadas y de las remolachas cosechadas. El capazo verde es el saco donde planto patatas porque necesitan un poco de profundidad en tiesto.
Cómo todos sabéis, el agua es bien escasa sobre todo en verano. Así que para regar el huerto usamos el agua de lavar los platos. Con un jabón ecológico y biodegradable, diluido con agua para ahorrar un poco de producto, recogemos el agua de los platos en un barreño. Este agua nos sirve para regar las plantas y también para el váter.
Atrévete que una vez se disipa el miedo de cuidar una planta, ellas son muy agradecidas. Cada día, te regalan sus fragancias, colores y frutos para deleite de tus sentidos.
Espero haber despertado en tí la necesidad de cuidar y mimar una planta. ¡Cuéntame!

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