Herbolarios

Los herbolarios son pequeños templos aromáticos y de sabiduría. Si nunca habéis ido a un herbolario, es una visita que os recomiendo. 

Cuando llegó el momento de elegir las prácticas del curso de nutrición, tenía clarísimo que quería hacerlas en un herbolario. Además, quería una tienda pequeña, independiente dónde poder aprender más sobre la fitoterapia. Fui a parar al herbolario Gran Vida (@herbolarigranvida), una tienda en la Gran Vía de Barcelona. La propietaria, Andrea, una mujer fuerte y sabia, doula de formación, me dio la bienvenida con los brazos abiertos y me compartió su conocimiento sobre el mundo de las plantas, los suplementos y también cómo se hace crecer un negocio con paciencia y perseverancia.

Los herbolarios existen desde tiempos antiguos, podemos encontrar sabios y sabias de este oficio en culturas milenarias como la china, la hindú, la griega, la egipcia… Ya en la Edad Media, encontramos el herbolario como una tienda donde se venden remedios naturales basados en plantas medicinales, y donde a los profesionales se les consideraba como médicos. El oficio de herbolario tiene incluso un santo patrón en Cataluña, San Poncio, que se celebra el 11 de mayo.

El tiempo pasa y para sobrevivir en el mercado actual, las herbolarias han expandido su oferta comercial a productos ya más elaborados con una importante base de fitoterapia. Si entramos en un herbolario, lo primero que encontramos es una explosión de aromas. El origen de este festín aromático es una colección de frascos de vidrio, habitualmente, que guardan decenas de plantas secas para hacer tisanas y otros remedios herbales. Para mí es un pequeño oasis de calma y bienestar en medio de una jungla artificial como es una ciudad como Barcelona. Detrás del mostrador encontramos a una profesional, como Andrea o yo misma, que te pueden recomendar hierbas para infusión, aceites para friegas, suplementos para momentos de malestar, con un trato cercano y una mirada holística e integradora. 

Creo que todos deberíamos hacer el esfuerzo de conocer el herbolario que nos queda cerca de casa. Entrar, aunque sea para satisfacer la curiosidad aromática, comprar alguna especia o incluso manzanilla y dejarnos llevar por los sentidos. Quién sabe, puede que descubramos un mundo diferente, donde el tiempo pasa poco a poco y la vida se detiene de la velocidad vertiginosa en la que vivimos.

Personalmente, estoy aprendiendo aún sobre las propiedades individuales y sinérgicas de las plantas. Aun así, tengo algunas tisanas que tomo por placer, para darme un espacio para respirar y disfrutar de los sabores y aromas de la naturaleza. Os dejo las dos que últimamente preparo más a menudo: manzanilla y anís estrellado, y, hierba luisa (o cedrón), tilo y salvia.

¡Cuéntame cuál es la tisana que más te gusta!

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